La importancia de dar gracias

Cuente sus bendiciones, nómbrelas una por una

Para aquellos de nosotros que hemos pasado mucho tiempo en los servicios de adoración protestantes, el himno al que se hace referencia es uno que muchos de nosotros probablemente recordamos haber cantado con descarado gusto. Este himno captura el sentimiento de no solo sobrevivir a tiempos difíciles, sino de prosperar absolutamente en ellos cuando nos tomamos el tiempo para estar agradecidos. Este himno sirve como un recordatorio efectivo para reflexionar sistemáticamente sobre los eventos de nuestras vidas que suceden que no merecemos, que disfrutamos a fondo y que se hicieron por nosotros intencionalmente.

Resulta que nombrar nuestras bendiciones puede ser una forma sencilla de vivir una vida más feliz.

El Dr. Robert A. Emmons acaba de publicar un libro titulado simplemente «¡gracias!» que revisa el papel que juega la gratitud en el desarrollo y la existencia humanos. Este libro altamente accesible captura la importancia de este sentimiento humano esencial a través de la revisión del trabajo científico y numerosos ejemplos históricos. La cuidadosa atención que presta al trabajo experimental en esta área aporta suficiente realismo a los ejemplos sobrehumanos de agradecimiento que, en ocasiones, me inspiraron al leerlo.

En su libro, Emmons describe un estudio que publicó en 2003 que merece revisión. El mensaje para llevar a casa es que las personas que se toman el tiempo para reflexionar sobre aquello por lo que están agradecidos son simplemente más felices que aquellos de nosotros con la cabeza enterrada frente a nuestras computadoras las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Aquí están los detalles.

En un estudio de 10 semanas, Emmons hizo que los participantes mantuvieran diarios durante las diez semanas completas, que fueron codificados como ejemplos de felicidad. Además, a partir de la segunda semana, hizo que un grupo de participantes escribiera cinco cosas que habían sucedido durante la semana pasada por las que estaban agradecidos. Otro grupo escribió cinco problemas que enfrentaban cada semana, un tercer grupo simplemente escribió cinco cosas que les sucedieron sin instrucciones para concentrarse en eventos positivos o negativos.

Aquellos que mantuvieron la lista de aquello por lo que estaban agradecidos se sintieron mejor acerca de sus vidas y también fueron más optimistas. Este grupo también informó hacer más ejercicio y tenía menos molestias físicas.

En el artículo de 2003, Emmons repitió un estudio muy similar al descrito, confirmando que el efecto sobre la felicidad parece estar relacionado directamente con los niveles de gratitud. Su estudio de 2003 concluye con un experimento en el que reclutó a participantes con trastornos neuromusculares, que no ponen en peligro la vida, pero los debilitan seriamente y están relacionados con altos niveles de dolor crónico. Durante un período de 21 días, un grupo que enumeró aquello por lo que estaban agradecidos y un grupo al que se les pidió que escribieran sobre la experiencia de la vida diaria, nuevamente demostraron grandes diferencias entre los grupos. Los del grupo de agradecimiento eran mucho más optimistas, pero quizás lo más importante, habían mejorado la calidad y la cantidad de sueño.

El cínico que hay en mí cree que esto es demasiado bueno para ser verdad. Pero el trabajo de Emmons es muy convincente. Y cualquier revisión de los temas más candentes de la ciencia encontrará una mención repetida de los efectos positivos de las emociones como la gratitud y los comportamientos prosociales. Queda mucho por hacer para establecer plenamente los mecanismos mediante los cuales la gratitud puede alterar las emociones y mejorar la salud. Pero si fuera un apostador, diría que vale la pena intentarlo. Si alguien más lo intenta, por favor manténgame informado sobre cómo va.